El rostro vacío

Este trabajo fue un intento de vaciar una
cabeza humana, una cabeza animalizada,
cual careta de cerdo envasada. Desposeerla 
de todo soporte, de su estructura ósea y
obtener la flacidez de la piel. 
Resultó impactante el juego al que se somete
esta pieza: reproducción muerta de un rostro
en bandeja, industrializado, elemento de
consumo, reflejo de una sociedad cada vez 
más vacía de pensamiento y llena de materialismo.















“El hombre está enfermo porque está mal hecho.

Tenemos que atrevernos a ponerlo al desnudo para arrancarle ese animáculo que le carcome

la muerte,

Dios

y con él

sus órganos.

 Porque podéis atarme si así lo deseáis,

pero no existe nada tan inútil como un órgano.

Cuando le hayáis construido un cuerpo sin órganos,

 le habréis liberado entonces de todos sus automatismos

y devuelto su verdadera libertad.

Entonces podréis volver a enseñarle a bailar al revés

como en el delirio de las verbenas

 y este revés será su verdadero lugar”.

 Antonin Artaud